Buenos hábitos para un cerebro sano

Buenos hábitos para un cerebro sano

Todo el mundo quiere vivir una vida activa y plena durante el mayor tiempo posible. Si bien no existe una estrategia garantizada para prevenir la demencia, existe una creciente evidencia de que un estilo de vida saludable y equilibrado puede ayudar a retrasar la aparición de esta enfermedad en la vejez.

De hecho, un estudio finlandés mostró que los adultos mayores con una variedad de hábitos saludables, incluido el ejercicio regular, buenos contactos sociales y una dieta saludable, pudieron mantener o incluso mejorar sus habilidades de pensamiento, reduciendo así el riesgo de deterioro cognitivo. ¡Descubramos juntos los mejores consejos y hábitos más saludables para proteger y apoyar nuestro cerebro!

Entrenamiento aeróbico

Una de las mejores formas de proteger nuestra capacidad de pensamiento es el ejercicio. El ejercicio aeróbico en particular puede apoyar la salud del tejido cerebral, ya que aumenta el flujo sanguíneo al cerebro, reduce el riesgo de daño cerebral causado por la acumulación de colesterol en los vasos sanguíneos y reduce la presión arterial.

El ejercicio también estimula la liberación del factor neurotrófico cerebral (BDNF), una molécula muy importante que repara y conecta las células cerebrales. Algunos estudios sugieren que las personas físicamente activas tienen niveles más altos de BDNF y, por lo tanto, son menos propensas a la aparición de demencia.

Se recomiendan al menos 150 minutos a la semana de ejercicio de intensidad moderada (por ejemplo, caminar a paso ligero) para mantener el cerebro en forma.

Nutrición saludable

La mejor dieta para el cerebro es aquella que también es buena para el corazón y los vasos sanguíneos. Esto significa muchas frutas, verduras, productos integrales, pescado y proteínas de legumbres, así como muchas grasas insaturadas saludables (aceite de oliva, aceite de colza) y bajas en grasas saturadas (mantequilla). Los alimentos que parecen importantes para ralentizar el deterioro cognitivo incluyen pescado rico en omega-3 (salmón, caballa), fresas, arándanos y verduras de hoja oscura (col rizada, espinaca, brócoli).

Dormir

A menudo se pasa por alto, pero es esencial para un cerebro sano: ¡dormir! Las personas que duermen menos de siete horas por noche tienen un mayor riesgo de demencia, porque mientras dormimos el cerebro elimina los "desechos", incluido el exceso de proteína amiloide, que contribuye al desarrollo del Alzheimer.

Estrés

El estrés estimula la secreción de cortisol, una hormona que en niveles elevados favorece la formación de placas en los vasos sanguíneos, reduciendo consecuentemente el aporte de oxígeno y aumentando la posibilidad de daño cerebral.

Fumar

Dejar de fumar tiene muchos beneficios y ventajas, incluida la reducción de la aparición de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos y al cerebro.

Presión arterial y colesterol

Muchas enfermedades del bienestar aumentan el riesgo de desarrollar demencia en la vejez, especialmente cuando incluyen hipertensión y colesterol alto. También en este caso, una dieta sana y equilibrada puede marcar la diferencia.

Actividades estimulantes mentalmente

Las actividades que estimulan el cerebro están diseñadas para crear nuevas conexiones en el cerebro y circuitos de respaldo adicionales. Conocida como reserva cognitiva, esta capacidad cerebral se ha asociado con tasas más bajas de demencia y mejores habilidades de pensamiento en los ancianos. La mejor forma de incrementar las reservas cognitivas es realizando actividades cognitivamente estimulantes que impliquen el aprendizaje de nuevas habilidades o conocimientos (un nuevo idioma, un nuevo deporte, etc.).

Contactos sociales

La sociabilidad tiene importantes beneficios para el cerebro. Las personas que están regularmente en compañía de otras personas y tienen un mayor apoyo emocional cuentan con un menor riesgo de demencia y accidente cerebrovascular, así como niveles más altos de BDNF.